Si habitás el mundo del arte, al menos como consumidor, seguro más de una vez oíste hablar del término “curador” (también llamado “comisario”) de arte. Pues, sobre todo en la escena artística de los últimos años, esta figura se ha convertido en un actor central de casi cualquier muestra o festival que visitemos. Pero ¿qué es la curaduría de arte, y qué hace un curador en museos y galerías?
Las transformaciones en la circulación y en el consumo del arte de los últimos años han llevado a una reconfiguración de roles, oficios y profesiones. En este contexto, la curaduría se ha ido perfilando como una tarea destacada no sólo en las artes visuales sino también en otras disciplinas artísticas como el cine (y sus festivales), la música, el teatro, etc.
En términos sencillos, podríamos decir que la tarea del curador consiste en establecer y proponer una mirada de acuerdo con ciertos criterios estéticos/narrativos para las exhibiciones en galerías o museos, festivales y muestras de distintos tipos. Su rol hoy en día es fundamental, ya que tiene que ver con la generación de una mirada o un recorte que auspicie de mediadora entre la obra, el artista y su público, brindando herramientas de comprensión e interpretación de las obras que, de otra manera, quizás no tendrían tanto alcance.
Por otra parte, se trata de una figura en constante reconfiguración, ya que el curador debe permanecer atento a lo que sucede en el dinámico campo del arte y el funcionamiento de su sistema profesional. Podríamos decir, además, que el curador ocupa un rol intermedio entre la investigación y la experimentación, y su función debe permanecer permeable a las mutaciones de la transdisciplinariedad y de los diversos lenguajes y dispositivos artísticos y de exhibición que se van desarrollando. El ejercicio del curador es amplio, y es por eso que puede desempeñarse en distintos ámbitos del campo artístico, como muestras de arte, instalaciones, ciclos y festivales, hasta producción editorial, entre otros.
Es por eso que, si notás que tenés cierta vocación artística, pero no querés ser artista, la curaduría puede ser una gran opción para encauzar tus intereses estéticos y brindar a otros tu mirada y tu lectura sobre los artistas y las obras. A esta altura te preguntarás, ¿qué estudios debe tener un curador de arte, y qué herramientas utiliza? La práctica curatorial aborda diversas tareas y distintos pasos para su concreción: para armar un proyecto curatorial es necesario primero investigar, luego diseñar y presentar textos adecuados de acuerdo con la lectura o la mirada que te interese proponer. Asimismo, el rol del curador debe poner especial atención en el diseño expositivo, atendiendo siempre a las necesidades del espacio en el que se emplazará la obra o la muestra, así como en el carácter temporal de la exhibición y sus posibles recorridos por parte del público.
Echando mano de dichos conocimientos, los curadores de arte se desempeñan en amplias áreas del circuito profesional artístico, que van desde la producción a la gestión, pasando por la planificación y la comunicación de los eventos artísticos.
Actualmente, en Argentina, es posible estudiar Curaduría de arte en varios espacios de educación universitaria o terciaria formal. Se trata de carreras de varios años de duración en las cuales se parte del estudio de la Historia del Arte, para pasar por asignaturas ligadas a la escritura crítica y curatorial, en las cuales se busca enfatizar la práctica curatorial y ya no sólo la teoría.
Veamos algunos ejemplos de trabajos realizados por curadores de arte:
1. Exhibición “Laberintos”, Fundación Proa (septiembre-noviembre 2022)
En esta muestra, las curadoras Cecilia Jaime y Mayra Zolezzi indagaron en torno a la potencialidad del signo del laberinto como elemento que ha sobrevivido a lo largo de milenios y culturas. La muestra, que ocupó las cuatro salas de exhibición de este espacio ubicado en el barrio de La Boca, estuvo organizada de acuerdo con un criterio curatorial que fue explorando, en cada sala, posibles relaciones de los laberintos con otros elementos familiares para el público: la primera sala contó con una instalación audiovisual de carácter inmersivo que daba cuenta de la supervivencia del símbolo del laberinto a lo largo del tiempo; la segunda sala estaba dedicada a pensar la relación de los laberintos con las ciudades y las tramas urbanas desde una mirada particularmente espacial; la tercera, los laberintos en el cine y la literatura; y la cuarta, los laberintos en la mente y en el cuerpo. De esta manera, obras de muy variadas características y autores (instalación, fotografía, pintura, cine, grabado, etc.) establecieron diálogos inéditos a través de la mirada y de los textos propuestos por las curadoras.
Las imágenes de la exhibición Laberintos son de autoría de Germán García Adrasti, extraídas de https://www.clarin.com/cultura/une-borges-xul-solar-pistoletto-muestra-recupera-rol-laberintos-arte_0_uO9uwMYnY7.html
2. Exhibición “Temporada”, de Jessica Trosman, Gachi Prieto Galería (septiembre-octubre 2022)
En esta muestra, el artista y curador Diego Bianchi propone un camino poético a través de la obra de la diseñadora de modas y artista visual argentina Jessica Trosman. Su texto curatorial hace foco en las magnitudes poéticas –y no tanto históricas– de la obra, permitiendo que la experiencia del visitante en la exhibición cobre una dimensión profundamente sensorial. “Temporada” propone un recorrido por las obras escultóricas de esta artista, en las que se aprecia un trabajo fuertemente enfocado en las materialidades del textil y los volúmenes que este habilita, por lo que la dimensión espacial-sensorial que enfatiza el texto curatorial se revelan como condición de posibilidad para un encuentro sensible y cotidiano entre la obra y sus espectadores.
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